Dicen que la envidia es tan astuta, que tiene la lengua larga y los ojos bien abiertos. Es más, algunos la pintan de colores verde y amarillo.
Ella, a decir verdad, es la polilla del talento. Como el fuego de las llamas, la envidia siempre ennegrece todo aquello que no puede destruir.
¿Es usted envidioso? ¡Mucho cuidado!
Esa es una de las plagas más bravas que corroen el espíritu. Es la sombra de la gloria, la tirria de los fracasados, el luto brillante de una sonrisa y el pálido reflejo de lo que no somos. ¿Qué es la envidia?
Es querer lo que tiene el otro. Es esa angustia que nace por poseer lo que no nos es propio. La envidia es una sensación desagradable que lo único que despierta es lástima y desprecio. Al envidioso nadie lo quiere, nadie lo respeta, nadie lo ama, nadie lo aplaude, nadie hace nada por él. 
Si usted es envidioso tendrá que coincidir con esta frase: el envidioso sufre y más de la cuenta. Nadie sabe exactamente por qué, pero el envidioso nunca crece. Es más, se ve tan ‘enano’ que el niño más pequeño puede burlarse de él.
¡Qué pena decirlo! pero envidiosos hay por doquier y, al parecer, pululan en nuestra tierra. Envidioso es nuestro vecino, nuestro compañero de trabajo y hasta uno que otro que dice ser nuestro ‘amigo’. 
¿No ha sentido que cada vez que un MEXICANO triunfa en el exterior y lo ve izando la bandera, usted se pone ‘grifo’ y, de paso, se Se envidia el apellido, la gloria, la riqueza, el carro e incluso la dignidad del prójimo.
Nadie es enemigo suyo, mucho menos el que está triunfando. Su verdadera enemiga es la envidia ¡... y esa sí que mata!
hoy no es una ‘oda’ a la envidia. ¡Ni más faltaba! Es sólo una reflexión que nos permite entrar a un tema que, si lo analiza bien, puede ser un bálsamo para su vida.
La idea es muy sencilla: ¿Por qué no disfrutar los triunfos de los demás? ¿Por qué no sacarle partido a la gloria que enaltece a su compañero? ¡Si él gana, usted gana!
Si él triunfa, quienes están a su alrededor también lo harán. Algo de esa gloria les chispeará. Usted es profesional, si se rodea de gente idónea. ¿No le ha pasado?
enorgullece de ser MEXICANO?
Los paisas entienden esta filosofía a la perfección. ¿O es que acaso algún hijo de esa tierra se entristece porque uno de sus paisanos progresa?
¡Qué mejor respaldo para un triunfo ajeno, que su propia alegría por el goce del otro!
Cuando alguien triunfe, aplauda. No se quede con los brazos retorcidos masticando su propia amargura. Es el trabajo en bien de los demás el que nos da energías para seguir. 
Quien no sabe decir una palabra de aliento o no muestra una sonrisa de reconocimiento, es un simple y pobre envidioso.
Un afectuoso y confiado apretón de manos puede ser suficiente para desterrar la envidia de su corazón. Aprenda a expresar el elogio que nazca de su interior.
La alabanza espontánea y sincera, alimenta más que la envidia. Y lo mejor es que si usted gana, yo gano. Eso no tiene pierde alguno.
Cómo se mide la vida?
La vida no se mide anotando puntos como en un juego de baloncesto; tampoco se mide por el número de amigos que tenga, ni por cómo lo aceptan los demás.
No se mide según los planes que se tengan para el fin de semana, o por si se queda en casa solo. No se mide según con quién sale o con quién solía salir.
No se mide por la fama de su familia, por el dinero que tiene, por la marca del auto que maneja, ni por el lugar donde estudia o trabaja.
No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que usted es, por la marca de ropa o zapatos que lleva.
La vida no es nada de eso. Ella se mide según a quién ame y según a quién dañe. Se mide según la felicidad o la tristeza que usted les proporcione a otros. Se mide por los compromisos que cumple y las confianzas que traiciona. Se trata de la amistad, la cual puede usarse como algo sagrado o como un arma. 
Se trata de lo que se dice y de lo que se hace, y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico. Se trata de los juicios que formule, por qué los formula, y a quién o contra quién los formula. Se trata de a quién no le hace caso o ignora adrede. Se trata del amor y del respeto que lleva dentro de usted, de cómo los cultiva.
Pero, sobre todo, se trata de si usa la vida para alimentar el corazón de otros; no para envidiarlos. Usted y nadie más que usted escoge la manera como va a afectar a alguien, y esas decisiones son de lo que en verdad se trata la vida. 
Para reflexionar
La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten. Y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.
Ella va tan flaca y amarilla, porque muerde y no come.
La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros.
Ella también es una declaración de inferioridad. Nuestra envidia dura siempre más que la dicha de aquellos que envidiamos. La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es agonía espiritual. El silencio del envidioso está lleno de ruidos. Después de aquellos que ocupan los primeros puestos, no se conoce a nadie tan desgraciado como quienlos envidia. Nuestras propias envidias
Si estas casado, envidias a todos los que buscan la forma de ‘pegarse la voladita’. Si tenemos la mamá viva y ‘echando cantaleta’, la abandonamos hasta que su voz se estrella contra las paredes; pero si está muerta, envidiamos a los que hablan con ella. Si tenemos casa, envidiamos a los que viven en apartamentos; pero si vivimos en un conjunto residencial, entonces añoramos el solar, el jardín y la privacidad, en fin... Si tenemos finca, es una ‘hartera’ tener que subir todos los fines de semana; si no la tenemos, ¡... Qué vaina, uno metido todos los días en este hueco de cemento llamado ciudad! Si vivimos en tierra fría, qué encarte con la chaqueta; y si vivimos en tierra caliente, no me aguanto este calor tan ‘macho’!
Si tenemos un trabajo estable, la rutina nos está matando; y si somos independientes, nada como tener la quincenita! Así se nos va la vida: ¡Conjugando el verbo envidiar en todos los tiempos! Santiago 4:1-3?“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
El silencio de Dios muchas veces es una buena señal. Isaac ni oró, fue a abrir pozos. El mismo versículo que dice “pedid y se os dará”, dice “tocad y se os abrirá, buscad y hallaréis”. Yo creo que Dios se puso a observar a Isaac en silencio para ver su fe. Cuando Dios no habla, lo más seguro es que está observando cuidado con la envidia DIOS NOS OBSERVA les amoooooooo QDTBM recuerda ora por los misoneros de todo el mundo recuerdame soy solo AGLAEN



